Prevención a partir de un buen trabajo propioceptivo
Pero, ¿qué es la propiocepción?
Podríamos definirlo como el sentido “propio” de la percepción de la postura y el equilibrio. Debido a ello, el trabajo de propiocepción ayuda a que ante situaciones inesperadas (como pérdida de equilibrio provocada por una mala pisada) el cuerpo responda recuperando la postura, en vez produciendo un desequilibrio mayor.
El entrenamiento propioceptivo propicia un descenso en las lesiones en el deporte. Esto, a su vez, provoca que ejercicios con este objetivo, realizados en superficies inestables (BOSU o fitball), formen parte de la planificación anual de un deporte específico, siendo enfocado desde el conocimiento de la tipología de la persona que lo va a realizar.
¿Qué beneficios me aporta?
La propiocepción es vital para prevenir lesiones, ya que cuando se sufre una de tipo articular, el sistema propioceptivo se deteriora produciéndose un déficit de información propioceptiva. De esta forma, la persona en cuestión pasa a ser más proclive a sufrir lesiones. Y es que aunque una persona considere que se ha recuperado completamente de una lesión, debido a que la misma ya no le ocasiona dolor, puede que todavía tenga un déficit propioceptivo el cual debería eliminar para recuperarse al 100% y evitar la temida recaída.
Por tanto, es más que recomendable realizar entrenamiento propioceptivo. Éste se definiría como los ejercicios que buscan la toma de consciencia, sensibilización y potenciación de las estructuras articulares, musculares, tendinosas y óseas más proclives a dañarse. Su objetivo es provocar situaciones inestables, pero controladas, para que las articulaciones se estimulen.
Previene lesiones, evita recaídas y ayuda en el proceso de rehabilitación de las mismas. En lesiones como meniscos, cruzados, esguinces, fracturas cercanas a las articulaciones, etc. es un trabajo específico que se realiza en las consultas de rehabilitación y que luego se prescribe de manera domiciliaria.
Trabaja aspectos como la fuerza, equilibrio, coordinación, flexibilidad, tiempo de reacción ante situaciones determinadas, control postural, estabilidad, interacción sensorial, etc.
Mejora el rendimiento, por ejemplo, desarrollando una pisada más eficiente.
Fortalece las articulaciones.
Aunque la intención sea trabajar específicamente una zona (por ejemplo el tobillo) también se ejercitarán otras articulaciones, especialmente las contiguas (rodilla y cadera en el caso anterior), además de algunos grupos musculares (Core).
Sus múltiples beneficios, en diferentes campos, provocan que en el deporte, el trabajo propioceptivo sea programado en unas ocasiones por el readaptador y en otras por el fisioterapeuta.
Citando más ejemplos, se reduce el riesgo de sufrir una lesión al pisar en terrenos irregulares, por lo que este tipo de trabajo está más que recomendado para todos los corredores, pero especialmente para los trail y runners. Entrenar las situaciones que puedan conducir a mayor solicitación ligamentosa o muscular para que, cuando nos sucedan en carrera o en cualquier otro ejercicio físico, elaboremos una respuesta adecuada sin ningún movimiento exagerado que pueda dañarnos más que la propia torsión, golpe o vibración.
Imaginemos por un momento: vamos corriendo y metemos tímidamente el pie en un hoyo. Hay un “mal paso” que puede repercutir lateral o frontalmente en el tobillo. Si nuestros ligamentos están fuertes no habrán sido sorprendidos fatalmente y el cuerpo (a través de la información propioceptiva de los captores que tiene en el tobillo) responde adecuadamente equilibrando todo nuestro peso y posicionándonos para no lastimar la articulación. Nosotros prácticamente no nos enteramos, pero se ha llevado a cabo una respuesta nerviosa rápida y correcta. Por ello podemos seguir corriendo sin molestias, ni en ligamentos ni en músculos.
Pero no solo en el running o atletismo, ya que el esguince de tobillo es uno de las lesiones más comunes en deportes como el fútbol, hándbol, padel o basket, entre otros.