Síndrome del piramidal
¿Qué es síndrome del piramidal?
También llamado del piforme, el síndrome del piramidal es un trastorno neuromuscular que se produce cuando el músculo piramidal o piriforme comprime al nervio ciático.
El músculo piriforme es plano, similar a una banda muscular, situado en la zona glútea cerca de la parte superior de la articulación de la cadera. Este músculo ejerce una función importante en los movimientos de las extremidades inferiores ya que estabiliza la articulación de la cadera permitiéndonos caminar, cambiar nuestro peso de un pie a otro y mantener el equilibrio, pero su principal función es la de aportar estabilidad a la pelvis, es decir, realmente no tiene un movimiento definido, sino que realiza ajustes continuamente para adaptarse a los movimientos mas grandes que realizan las estructuras asociadas a la cadera y a ella misma.
El piramidal o piriforme forma parte del grupo conocido como músculos pelvitrocantéricos y como tal se encuentran ubicados en la pelvis. Tiene su origen en la cara anterior del sacro y se inserta en el borde superior del trocánter mayor del fémur.
El nervio ciático es un nervio largo y grueso que pasa a través o paralelamente al músculo piriforme. Baja por la parte posterior de la pierna y finalmente se ramifica en nervios más pequeños que terminan en los pies. La compresión de este nervio puede ser causada por un espasmo o contractura del músculo
¿Que lo causa?
El síndrome del Piramidal es causado predominante por un acortamiento o una contractura del músculo piramidal, y mientras que muchas causas pueden contribuir a esto, todas pueden ser categorizadas en tres grupos principales: Sobrecarga (o errores del entrenamiento), insuficiencias biomecánicas o traumatismos. En otras ocasiones se desconoce la causa por la cual el piramidal comienza a irritar el nervio ciático; el caso es que cuando este músculo sufre un espasmo comprime el nervio ciático contra la pelvis ósea.
INSUFICIENCIA MECÁNICA
Insuficiencias biomecánicas: Las ineficacias biomecánicas principales que contribuyen al síndrome del piramidal son defectos mecánicos del pie y del cuerpo, alteraciones de la marcha y malos hábitos de la postura o el sentarse. Otras causas pueden incluir problemas espinales como discos herniados y estenosis espinal. Otras causas biomecánicas incluyen:
Malos mecanismos de correr o caminar;
Contractura, rigidez muscular en la parte baja de la espalda, las caderas y las nalgas;
Correr o caminar con las puntas de los dedos.
Los síntomas también empeorarán, si no existe ningún tipo de ejercicio físico, pues si continuamos con los mismos malos hábitos posturales, de igual manera se instaura una mala conexión neural. Al fin y al cabo, la inactividad siempre causará disfunción piramidal, así como largo periodos de tiempo sentados.
SOBRECARGA O ERRORES DE ENTRENAMIENTO
El síndrome de Piramidal se asocia comúnmente a los deportes que requieren mucha carrera, cambios de dirección o actividades con soporte de peso. Sin embargo, el síndrome del piramidal no sólo se da en atletas. De hecho, una proporción grande de casos divulgados ocurre en la gente que lleva una forma de vida sedentaria. Otras causas de la sobrecarga incluyen:
El ejercitar en superficies duras, como el cemento;
El ejercitar sobre tierra desigual;
El comenzar programa del ejercicio después de un período largo de descanso o inactividad;
Aumento intensidad o duración del ejercicio demasiado rápidamente;
El ejercitar usado zapatos muy usados o mal adaptados o ;
Atletas de “fín de semana” con un inadecuado ejercicio de calentamiento y estiramiento y por otra parte un sobreuso durante la actividad. En estos casos el piriforme se irrita y sufre un espasmo.
La región donde se ubica el músculo piriforme es una zona muy requerida en el gesto de la zancada amplia y también en los impactos que por irregularidades del terreno o por fuerte ritmo de entrenamiento sufre el corredor de fondo. Todas las tensiones del final de la columna se transmiten hacia las piernas a través de la pelvis y la cadera, y es aquí donde precisamente tiene protagonismo el músculo piriforme. En posición erecta o de pie este músculo rota la cadera hacia afuera y separa el muslo del centro del cuerpo, por lo que una excesiva tensión de la columna puede sobrecargar su base, el hueso sacro que es como "los cimientos" del raquis.
Si el hueso sacro no se acompasa convenientemente con el otro hueso de la pelvis, el ilíaco de cada lado, en cada zancada sucede que se bloquea la articulación sacroilíaca. Esta articulación tiene un recorrido articular muy corto pero suficiente para producir un "encaje" o pinzamiento del hueso sacro y ello tensa en exceso el músculo que nace de cada uno de sus laterales y se dirige a la cadera, que no es otro que el músculo piramidal.
Los síntomas también empeorarán, si no existe ningún tipo de ejercicio físico, pues si continuamos con los mismos malos hábitos posturales, de igual manera se instaura una mala conexión neural. Al fin y al cabo, la inactividad siempre causará disfunción piramidal, así como largo periodos de tiempo sentados.
TRAUMATISMOS
En algunos casos, el músculo puede ser dañado debido a una caída sobre la nalga. La hemorragia en y alrededor del músculo del piriforme forma un hematoma. El músculo piriforme se hincha y comprime el nervio ciático. El hematoma se disuelve rápido, pero el músculo entra espasmo.
El nervio ciático permanece irritado y continúa siendo un problema. Eventualmente el músculo se cura, pero algunas de las fibras del músculo piriforme son substituidas por tejido cicatricial. El tejido de la cicatriz no es tan flexible y elástico como tejido normal del músculo. El músculo piriforme puede estar tenso y aplicar la presión constante contra el nervio ciático.
OTRAS CAUSAS
Anomalías del músculo con hipertrofia.
Anomalías anatómicas del nervio.
Pseudoaneurismas de la arteria glútea inferior, adyacente al piriforme.
La parálisis cerebral.
Artroplastia total de cadera.
Miositis osificante.
El síndrome del piriforme sigue siendo un tema controvertido, ya que en la mayoría de los casos el diagnóstico es clínico, y no existen pruebas de confirmación y de apoyo a los hallazgos clínicos. Papadopoulos propuso las siguientes clasificaciones para el síndrome del piriforme.
Síndrome piriforme primario – Esta denominación se aplica cuando el síndrome es debido a patología intrínseca del músculo, como el dolor miofascial, las variaciones anatómicas, y la miositis osificante.
Síndrome piriforme secundaria (síndrome de la salida pélvica) - Esta clasificación podría abarcar todas las otras etiologías del síndrome piriforme, con la exclusión de patología lumbar.
Signos y síntomas del síndrome piramidal
El síntoma característico es el dolor o fuerte molestia punzante en la zona de la nalga, sensación de mordisco, que a veces se acompaña de un hormigueo o acorchamiento. A veces puede aparecer como un latigazo, como quemazón o incluso como un dolor sordo. Este dolor puede bajar por el miembro inferior con una amplitud distinta dependiendo de:
Si estamos ante un músculo piramidal espasmado, con puntos gatillos activos, da un dolor desde la nalga hasta la cara posterior del muslo, sin sobrepasar la rodilla.
En el caso de que los puntos gatillos del piramidal activen los de la musculatura adyacente, siendo más frecuente en el glúteo menor y medio, el dolor referido puede bajar hasta el tobillo, recorriendo toda la cara posterior de la pierna.
Por otro lado, si hay atrapamiento del nervio ciático por el músculo piramidal el dolor pasa a todo el miembro inferior, siendo el recorrido del éste el mismo al trayecto del nervio.
Otros síntomas son:
Que estando sentados necesitemos cambiar frecuentemente de postura para intentar aliviar el dolor.
Dificultad para cruzar las piernas.
El dolor aumenta al estar un tiempo sentados (sobre todo sobre una superficie dura), de pie, durante la marcha, al levantarse desde la posición sentado y llevar cargas.
La pierna afectada a menudo se rota externamente (los dedos del pie hacia afuera) cuando están relajados, por ejemplo cuando se tumban en la cama lo hacen boca abajo y con sus pies fuera del extremo del colchón.
La debilidad, la rigidez y una restricción general del movimiento son también frecuentes en este síndrome.
Algunos informes sugieren a hembra de 6:1 al predominio masculino.
En muchos casos la afectación es bilateral.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la sintomatología del paciente y en el examen físico por parte de Fisioterapeuta, en el que se te realizarán variedad de movimientos para provocar dolor en el músculo piriforme.
Debido a que los síntomas pueden ser similares a los presentados en otras condiciones, pruebas radiológicas y resonancias magnéticas pueden ser necesarias para descartar otras causas de la compresión del nervio ciático, como una hernia de disco.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento debe ser eliminar las causas que favorecen el espasmo muscular, explicando al paciente cómo evitar su contractura en el desarrollo de actividad física, en el trabajo, y en cualquier actividad que pensemos que puede ser la causa de la sobrecarga del músculo piramidal, o bien, que perpetúe su espasmo.
Por otro lado, y fundamental en el tratamiento, es relajar el músculo piramidal. Para ello debemos:
Tratar la contractura muscular con técnicas no invasivas de presión de los puntos gatillo miofasciales, y en el caso de ser necesario, de forma invasiva con punción seca.
Masaje de descarga y con trazos neuromusculares en las bandas tensas musculares.
Revisar el resto de musculatura adyacente y de función agonista por un posible espasmo de coactivación (glúteos, musculatura pelvitrocantérea, isquiotibiales).
La aplicación de hielo y calor junto al reposo puede ayudar a aliviar los síntomas.
de forma pasiva, asistida y/o activa en consulta del músculo piramidal y musculatura afectada, y enseñanza de dichos ejercicios para casa de forma precisa, específica y pautada.
Revisar las estructuras óseas donde se inserta el músculo, ya que por afectación de su movilidad y biomecánica pueden causar tensiones en el músculo. De esta forma, hay que revisar sacro, articulaciones sacroiliacas, pelvis en general, fémur…y de forma global todo el eje de postura del paciente.
Se proporcionará un programa de ejercicios de estiramiento para que el paciente los haga en su casa. Estos estiramientos son un componente esencial del programa de tratamiento. Durante la fase aguda del tratamiento, se harán estiramiento cada 2-3 horas (mientras esté despierto) es un elemento clave para el éxito del tratamiento no quirúrgico. El estiramiento prolongado del músculo piriforme r se logra, ya sea en una posición supina o una posición ortostática con la cadera implicada flexionada pasivamente aducida / rotada internamente.
Para más información puedes consultar nuestra clínica en Xàtiva FISIOACTiVA.
Prevención
La prevención es la clave. Cuanto más énfasis se ponga en este apartado mejor resultados se. Hay un gran número de técnicas preventivas que ayudarán a prevenir síndrome del piramidal, incluyendo modificación en el equipo de trabajo y/o en las posiciones que se sientan, tomando reposos prologados al igual que aprender nuevas rutinas para las actividades repetidoras. Sin embargo, hay cuatro medidas preventivas que son muy importantes a largo plazo.
En primer lugar, un calentamiento cuidadoso y correcto ayudará a preparar los músculos y los tendones para cualquier actividad que se vaya a hacer. Sin un calentamiento adecuado los músculos y los tendones estarán contracturados y rígidos. Habrá un flujo limitado de la sangre al área de la cadera, que dará lugar a una carencia de oxígeno y de nutrientes para los músculos. Esto es una factor básico para una lesión del músculo o del tendón.
Antes de cualquier actividad se debe calentar a fondo todos los músculos y tendones que sean utilizados durante este deporte o actividad.
En segundo lugar, la relajación y la recuperación son extremadamente importantes; especialmente para los atletas o los individuos que hagan una actividad física vigorosa. Hay que dejar que los músculos se relajen y se recuperarse después de una actividad física pesada.
En tercer lugar, El fortalecimiento y el á condicionamiento de los músculos de las caderas, glúteos y parte baja de la espalda y también ayudarán a prevenir el síndrome del piramidal.
Y en cuarto lugar, (y más importante) los músculos y los tendones flexibles son extremadamente importantes en la prevención de la mayoría de las distensiones o esguinces. Cuando los músculos y los tendones son flexibles y elásticos, pueden moverse y realizarse sin ser sufrir distensiones o sobre estiramientos. Sin embargo, si los músculos y tendones están tensos y duros, es absolutamente fácil que sean empujados más allá de su gama del movimiento natural. Cuando sucede esto, se provocan los esguinces y las distensiones.
Para mantener los músculos y tendones flexibles y elásticos, es importante emprender una rutina de estiramientos estructurada. Se ha incluido estiramientos eficaces del piramidal y de los glúteos.
Conclusiones
Por desgracia vivimos en un ambiente que ha evolucionado de manera negativa en relación al entorno que, biológicamente, nos proporcionaba un equilibrio entre estrés y funcionalidad (actividad física).
Antes, en nuestra naturaleza, cualquier situación de estrés la afrontábamos de manera activa, mediante ejercicio físico, corríamos, cazabamos, etc, un estímulo capaz de regular nuestro sistema hormonal y neuromuscular sin provocar alteraciones en nuestra biología como seres humanos. Sin embargo, hoy por hoy, nuestra adaptación está sometida a un ambiente de trabajo, estudio, comodidades, marketing, y ciertos avances tecnológicos que nos hacen perder la noción de lo que realmente somos y necesitamos hacer para seguir manteniendo ese equilibrio cuerpo/mente.
Nuestro entorno ha ido evolucionando hasta conseguir que el ejercicio físico sea una opción y quede en un segundo plano; nosotros seguimos siendo las mismas máquinas y, aunque tenemos la capacidad de adaptarnos a cualquier ambiente, éste, no hace mas que llenar nuestro cuerpo de tensiones en lugares donde biomecánicamente no deben de estar, y para colmo, no les prestamos la suficiente atención ni ponemos los medios necesarios para solucionar y contrarrestar los efectos que ellas tienen sobre nosotros.
Al liberar estas tensiones conseguimos que se repartan obteniendo un buen comportamiento tenségrico de las estructuras, y no sólo de la zona media, que suele ser una de las que mas sufren, sino de cualquiera mas distal que nos implique un dolor.
El Síndrome del Piramidal es posiblemente unas de las patologías mas comunes a día de hoy
Debemos prestar buena atención a las malas posturas que adoptamos en el día a día y a los ejercicios que realicemos y que puedan resultar nocivos para nuestra mecánica funcional y que en la mayoría de los casos repercuten de manera negativa sobre ésta, pues ya los realizamos bajo disfunciones.
Debería estar presente en nuestra propia educación la curiosidad o inquietud de buscar la manera para mejorar constantemente nuestra salud ante cualquier enfermedad, ya sea por medios propios o los de un profesional y poder tener una buena calidad de vida el máximo tiempo posible, pues pienso que debe ser uno de nuestros propósitos en la vida, por simple biología.